Segundo capítulo dedicado a la fotografía abstracta. Si quieres ver el primero pincha en el siguiente enlace:
La fotografía abstracta I. Iniciación e inspiración.
El realismo en fotografía es lo usual. La fotografía digital nos permite capturar la escena que tenemos frente a nosotros con un realismo sorprendente, creando imágenes muy atractivas. Sin embargo, hay una forma de realismo que algunos de nosotros nos perdemos: la fotografía abstracta.
La fotografía abstracta I. Iniciación e inspiración.
El realismo en fotografía es lo usual. La fotografía digital nos permite capturar la escena que tenemos frente a nosotros con un realismo sorprendente, creando imágenes muy atractivas. Sin embargo, hay una forma de realismo que algunos de nosotros nos perdemos: la fotografía abstracta.
Las fotografías abstractas son aquella que se basan en la realidad,
pero que al darle al espectador solo una visión parcial de esas realidades, se
convierten en imágenes increíbles y creativas usando nada más que formas,
colores y texturas.
Tomar fotografías abstractas puede enseñarnos mucho sobre la
relación entre la luz y la sombra, las combinaciones de colores y cómo las
formas interactúan entre sí. La comprensión de la luz es una de las claves
fundamentales para producir impresionantes imágenes abstractas.
¿Por qué hacer fotografías abstractas?
En primer lugar, ayuda a ser más creativo. En lugar de
tratar de plasmar la realidad tal y como es, la fotografía abstracta nos
obligará a mirar más de cerca y con más detenimiento los objetos y las escenas que
fotografiemos. Realizar fotografías abstractas nos hace más “lentos” haciendo
que nos centremos más y que disfrutemos más del proceso en sí. En lugar de
buscar lo obvio, nos obliga a buscar los detalles y, de igual manera, nos
obliga a observar y valorar los distintos patrones de luz y texturas que
tenemos delante de nosotros.
Es un proceso de reducción de lo que se ve, por lo que
desafía nuestra creatividad e imaginación y, por supuesto, también la de los
espectadores de nuestras fotos.
Echemos un vistazo a los tres elementos principales en los
que nos podemos apoyar para crear una imagen abstracta.
Las formas.
La forma es el elemento primario de una imagen abstracta.
Pueden ser los detalles de una hermosa escalera de caracol o el poder angular
de una arquitectura colosal. La forma ni siquiera tiene que tener una presencia
física, podrían ser ondas de luz que se reflejan en el agua de un lago.
Puedes crear fotografías abstractas con formas similares
para dar un aspecto agradable y tranquilo o, por el contrario, utilizar formas
diferentes, con ángulos agudos y curvas radicales para provocar tensión y
dinamismo a la imagen.
Utiliza las formas como parte de la composición, colócalas
en tercios, úsalas como líneas o incluso para crear espacio negativo. Las
formas son los bloques constructivos de una composición abstractas.
Los colores.
El color se puede usar para delinear las formas, agregar
contraste a la imagen y para atraer la mirada tanto para dentro como para
alrededor del tema principal. Podemos utilizar colores complementarios para dar
una sensación de paz y tranquilidad o usar colores contrastados para crear una
sensación de dinamismo.
Podemos usar la saturación del color para darle un estado de
ánimo a nuestra imagen abstracta dependiendo de la luz ambiental. La luz suave
y nublada nos da una sensación de calma apagada, mientras que la luz brillante
saturará los colores y agregará energía y alegría a la toma.
Las texturas.
Con las texturas, también podemos agregar luz y sombra a
nuestras imágenes combinándolas juntas. La textura de los objetos agrega
definición a nuestras formas y contraste a nuestros colores. Podemos manipular
la apariencia de la textura cambiando la posición y el ángulo de la cámara o, si
usamos luz artificial, cambiando la posición de la fuente de luz.
La luz en un ángulo estrecho con respecto a la textura le
dará una sensación profunda y tridimensional a esa textura, mientras con un
ángulo más amplio se vuelven más planas y de aspecto más suave. La textura no
tiene por qué ser pequeña, por ejemplo, puede ser una toma con cientos de
asientos idénticos de un estadio o los adoquines de una calle antigua.
La luz y la sombra son los elementos que definen, no solo
las texturas, sino también las formas. Se puede crear una imagen dura usando
las sombras proyectada por un enorme edificio o una imagen plácida y delicada
de ondas de arena húmeda en una playa con la luz suave del atardecer, que hace
que las sombras de las curvas parezcan largas y sedosas.
La belleza de las imágenes abstractas está a nuestro
alrededor, no hay que irse a localizaciones lejanas y exóticas. Puedes
encontrar imágenes impactantes en nuestro mundo cotidiano, con buen o mal
tiempo, dentro o fuera de nuestra casa, etc. Puedes fotografiar detalles
cercanos o aislar partes de un objeto mucho más grande.
La próxima vez que salgas con tu cámara, tómatelo con calma
y observa detenidamente. Echa un vistazo a los detalles y empieza a fotografiar
lo que te parezca más atractivo. Pronto te encontrarás pensando de una manera
diferente y más creativa.
Siguiente capítulo: La fotografía abstracta III. Consejos creativos.
Un flashazo para todos.
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