Este artículo es una opinión personal sobre el procesado y retoque digital de las fotografías que realizamos. Expondré mi relación con la edición de imágenes, historia de la edición fotográfica y otros conceptos que creo que son importantes tener en cuenta para poder tener una opinión con argumentos.
Desde antes de tener mi
primera cámara digital siempre he tenido contacto con Photoshop, gracias a un
amigo que trabajaba en una imprenta y, la verdad, siempre alucinaba con las
posibilidades del retoque digital en las fotografías.
En aquella época, y sobre
todo para un estudiante con pocos recursos, era muy difícil retocar
digitalmente una fotografía. Primero había que escanearla y los escáneres eran
o de muy mala calidad o increíblemente caros, solo al alcance de profesionales
o empresas dedicadas a la imagen. Pero me imaginaba las posibilidades futuras.
Cuando aparecieron las
primeras cámaras digitales, la calidad de las mismas era bastante mala y
siempre tenía una disputa interna de si comprarme una, asumiendo que la calidad
iba a ser bastante mala comparada con mi cámara de película de 35mm. Finalmente
me compré mi primera Olympus en 2003 y, para mí, ha sido el punto de inflexión
más importante como fotógrafo.
Desde siempre, incluso
diría que ahora más (en la época de Instagram y de los infinitos filtros para
modificar las fotos) he escuchado comentarios como: “pero si eso es todo
Photoshop”, “eso no es real, la has retocado ¿a que sí?”, “antes la fotografía
era más pura” y comentarios similares que suelen venir de gente con pocos
conocimientos fotográficos y digámoslo, muchos de ellos son bastantes malos
como fotógrafos. Es como si buscaran una excusa a las fotos tan malas que
hacen porque ellos no las editan, pero éticamente se sienten superiores por la "pureza" de sus fotografías.
Personalmente, mis
fotografías no suelen tener ningún tipo de edición agresiva. Suelo modificar
tonos, exposición, modificar el encuadre y casi nunca pongo ni quito nada de
una fotografía (excepto quitar algún que otro cable del cielo o alguna mancha en algún patrón repetitivo) y no porque no esté de acuerdo con la modificación
de las imágenes, sino porque yo disfruto más tomando fotografías que estar horas delante del ordenador. A pesar de esto, me
encanta ver el trabajo de otros fotógrafos que se pasan horas delante de una
fotografía cambiándola hasta conseguir la idea que tienen en mente.
Un poco de historia.
Después de desahogarme
contra los que no consideran ético el uso de programas de procesamiento de fotos
voy a dar unas pinceladas sobre el retoque fotográfico a lo largo de los
tiempos.
A pesar de lo que muchos piensan,
desde que se inventó la fotografía hasta la aparición de las cámaras digitales
siempre ha existido el retoque fotográfico, aunque este era mucho más
complicado que actualmente ya que la aparición de los ordenadores ha provocado
una cierta facilidad a la hora de llevarlo a cabo. Digo "cierta" porque es verdad que la técnica se aprende pero la sensibilidad artística para saber qué modificar para conseguir una buena foto no es tan fácil.
Al principio de la
aparición de la fotografía, para que esta fuese considerada como arte, tenía
que ser manipulada (aquí nos damos cuenta de que lo éticamente aceptable
depende mucho de las modas y de la cultura del momento) ya que si la imagen no
era manipulada se consideraba sin valor ninguno porque “lo podía hacer
cualquiera” y no implicaba ningún proceso artístico ni creativo.
Como ejemplo os pongo
esta imagen del fotógrafo sueco Oscar Gustav Rejiander, del siglo XIX, titulada
“los dos caminos de la vida”, donde se puede observar a más de una veintena de
personajes posando. Aunque técnicamente era posible realizar esta fotografía en
una sola toma, el artista decidió que cada una de las personas se fotografiase
independientemente para luego hacer una composición, ya que el autor quería que
su obra fuese considerada como arte y no una simple fotografía más. ¡Cómo han
cambiado los valores éticos de la fotografía y del arte!.
Otro ejemplo, en esta
imagen icónica de James Dean en New York ,del fotógrafo Dennis Stock de Magnum,
se observa como sobre un previo el fotógrafo indica cuales son las variables del
procesado que hay que aplicar a la fotografía durante el revelado para
conseguir el resultado que él quería.
Un poco de perspectiva.
Aparte de todos estos
ejemplos donde, si no hubiese existido retoque, la imagen no hubiese llegado a
ser icónica, hay que tomar un poco de perspectiva sobre lo que es la captura
fotográfica.
Hay muchos que opinan que
el retoque fotográfico distorsiona la realidad y que no se ajusta a lo que
“es”. Bueno, en principio no veo nada malo en intentar crear una obra de arte
que no se ajuste a la realidad, pero hay que tener en cuenta que el proceso de
la captura de una fotografía distorsiona la realidad per se. Cuando fotografías,
captas tu realidad y solo la tuya. Seguramente otra persona en ese lugar
tomaría una fotografía distinta desde otro punto de vista, más cerca, más
lejos, etc. O sea, que desde el primer momento, incluso antes de pulsar el
botón, cuando encuadramos, estamos distorsionando la realidad.
Aparte de la modificación
de colores, en estas fotografías de dos fotógrafos distintos se puede observar
como la elección de un punto de vista distinto, el uso de otro tipo de objetivo
y un factor de forma diferente de la foto produce dos fotos completamente
distintas donde cada una tiene una lectura distinta.
Otro aspecto que muchos puristas no tienen en cuenta es que, cuando disparas una foto en JPG, la cámara
modifica y retoca la foto para que sea más atractiva. Sí, es así, las imágenes
que ves en la pantalla de la cámara o de tu móvil no es la realidad, es la
realidad modificada por un programa interno de mejora fotográfica. La gran
diferencia entre lo que hace la cámara y lo que hago yo delante de mi ordenador
es que las modificaciones que hace la cámara son el resultado de un algoritmo
desarrollado por un ingeniero en algún lugar del mundo que puede que no tenga
la más mínima sensibilidad artística, además de que ese algoritmo debe
comportarse aceptablemente en cualquier tipo de fotografía (retratos, paisajes,
arquitectónica, etc.) y en cualquier tipo de condición (poca luz, niebla, sol
directo, etc.). Así que los puristas del “no retoque” deberían enseñar sus
fotografías siempre en RAW.
También, por otra parte,
si consideramos modificar la realidad como poco ético, deberíamos considerar
como fotografías tramposas aquellas en las que se haya utilizado un flash o una
luz artificial que no existía, el uso de cualquier tipo de filtro, reflector,
cualquier tipo de decorado, mover lo fotografiado para coger un buen ángulo o
para que la luz incida de la manera que más nos interese, etc. y, por supuesto, la fotografía en blanco y negro no sería ética, porque la realidad es en color.
Fidelidad fotográfica de
la realidad
Entonces, ¿estaría
permitida la modificación de la realidad en cualquier tipo de fotografía?,
pues, como en el resto de los modos de expresión, no. ¿Aceptaríamos que un
tratado de física se tomase libertades literarias?, por supuesto que no, pero
aceptamos y alabamos novelas sin ningún tipo de parecido con la realidad. Y qué
decir de un documental con respecto a una película de ciencia ficción. Pues
este mismo planteamiento es el que se debería aplicar a la fotografía.
Desde mi punto de vista la modificación debería ser mínima en fotografías de libros de texto, ensayos, tratados
científicos, periodismo, etc. Donde el fin mismo de la fotografía es plasmar la
realidad tal y como es. Pero existe otro tipo de fotografía que busca una
expresión artística diferente, utilizando la cámara como una herramienta más
para el resultado final.
Aunque hay ciertos casos en los que una modificación de la realidad está aceptada. La línea es muy fina y muy ambigua, como se puede ver en la siguiente foto documental, la cual debería reflejar la realidad tal y como es. ¿Es ético que se haya aumentado el contraste de la bandera?. ¿Eso es darle un protagonismo mayor del que tenía en la realidad?.
Viva la creatividad
artística
Al final lo que importa
es hacer lo que a uno le gusta y con lo que se encuentra cómodo. Aquellas
personas que deseen modificar sus fotos hasta el extremo de que casi no se
reconozca que es una fotografía, pues me parece muy bien, es su expresión
artística. Y aquellos a los que su prioridad es conseguir la foto definitiva en
el momento del disparo sin ningún tipo de modificación, pues también está muy
bien.
Pero, por favor, no critiquéis la edición de las fotografías porque no os guste o no queráis pasar horas delante del ordenador.
Pero, por favor, no critiquéis la edición de las fotografías porque no os guste o no queráis pasar horas delante del ordenador.
Un flashazo para todos.
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