lunes, 31 de diciembre de 2012

André Kertész. El húngaro decepcionado.

 André Kertész fue un fotógrafo húngaro nacido en Budapest en 1894 y muerto en New York en 1985.


Sus fotografías, en apariencia sencillas, tienen una composición muy cuidada, con una alta calidad técnica y principalmente estética. Esa calculada composición denotan un gran trabajo para que todo esté en su sitio, perfectamente organizado.

Fue de los primeros en percibir instantes que hasta entonces habían pasado inadvertidos para los fotógrafos de aquella époc, capturando momentos de la vida cotidiana llenos de belleza y emoción. Muchas de sus fotografías tienen una gran carga poética.

Durante los primeros años, sus trabajos no fueron apreciados debido a sus ángulos poco ortodoxos y a su deseo de conservar un estilo fotográfico personal. Actualmente, es considerado una de las figuras más influyentes del mundo de la fotografía.


Kertész fue un fotógrafo autodidacta que empezó a interesarse por la fotografía desde que era niño al caer en sus manos un manual de fotografía que había en su casa. En 1912 se compra su primera cámara gracias a sus ingresos como contable y comienza a fotografiar escenas de la calle y del campo. A pesar de sus estudios, pagados por su hermano, en la Academia de Comercio, siempre se sintió atraído por ilustrar revistas y soñaba con ser fotógrafo.

Durante el periodo húngaro Kerstész compagina su trabajo con la realización de fotografías durante su tiempo libre. Sus trabajos no se publican hasta 1917, cuando era un miembro del ejército astrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial. La mayoría de las fotos de esa época fueron destruidas durante la revolución húngara de 1919. Fue herido de bala en un brazo.

Después de la guerra regresó a trabajar en la bolsa de valores y conoció a su esposa, la cual serviría de modelo para muchas de sus fotografías. También utilizo a su hermano Jeno como modelo.

El circo, Budapest. 1920. En esta sencilla imagen, Kertész captó a un hombre y una mjer que estaban ensimismados observando algo a través de una empalizada. Sólo el título de la fotografía nos da una pista de lo que miraban.

El circo, Budapest. 1920. En esta sencilla imagen, Kertész captó a un hombre y una mjer que estaban ensimismados observando algo a través de una empalizada. Sólo el título de la fotografía nos da una pista de lo que miraban.

Kertész emigró a París en 1925, comenzando así su periodo francés. En París obtuvo éxito comercial y de crítica publicando en varias revistas francesas y europeas. En 1927 realiza su primera exposición individual. Durante esa época se sintió atraído por el dadaísmo y por el cubismo. Empezó a tener contacto con varios artistas de estas corrientes retratando a muchos de ellos.

Las gafas y la pipa de Mondrian. 1926. Esta foto es una de las primeras conexiones con la vanguardia artística. A través de las gafas y la pipa, obtuvo un retrato indirecto del pintor y captó la serena belleza del mundo de los objetos.
Montmartre, París. 1926. En el barrio de Montmartre, descubrió a “su gran amiga” como le gustaba llamar a la luz de París. En esta foto, registra una maravillosa gradacíon con una cuidada composición.
El tenedor. 1928. Un sencillo bodegón muestra las inquietudes de la vanguardia que impregnaron a Kertész. El modo con el que el fotógrafo percibe el tenedor y el plato es más decisivo que los propios objetos.

En 1928 dejó de utilizar cámaras con placas y adquirió una Leica, a la cual se acostumbró rápidamente. Fue un periodo muy productivo, fotografiando a diario y publicando en muchas revistas. Dividía cuidadosamente el tiempo que dedicaba a encargos y el tiempo dedicado a su fotografía personal. En 1930 ganó una medalla de plata por sus servicios a la fotografía en la “Exposition Coloniale” en París.

Meudon, París. 1928. Aquí estrenó su nueva Leica, que comenzó a utilizar tres años antes de Cartier-Bresson. Es muy probable que el hombre del sombrero sea el pintor alemán Willi Baumeister.
Cristal roto, París. 1929. Esta imagen fue el resultado de un accidente. Guardadas en Francia, muchas de las placas de cristal se rompieron durante la segunda guerra mundial. Esta la conservó por su impactante efecto.
Port des Arts, Paris. 1929-1932. La revista The Sphere encargo a Kertész que fotografiara la Academia Francesa, en cuyos últimos pisos se aloja el Instituto de Francia. A través del reloj de su cúpula, logró esta instantánea.
La sombra de la torre Eifel. 1929. Los puntos de vista inusuales son característicos de la obra de Kertész. En este caso, el fotógrafo optó por concentrarse en la base de la torre y su sombra, en un plano picado tomado desde el propio monumento.
Jolivet Square. 1926-1927. La foto fue tomada desde la ventana de un hotel de la rue Maine. Un farol marca el centro de la foto, acaso para enfatizar la fuerza de la luz que irradia, pero otras luces y sombras multiplican los ángulos de visión.

En 1933 le encargan realizar una serie llamada “Distorsiones”, en la cual se realizan 200 fotografías de una una mujer en distintas poses frente a una serie de espejos que deformaban la imagen. Desde 1933 y 1937 publicó varios libros.




Distorsion, París. 1933. La revista para hombres Le Sourire encargó a Kertész una serie de desnudos femeninos distorsionados por espejos deformes. Hizo 200 planos y el resultado constituye el trabajo más surrealista del fotógrafo.

A medida que el Partido Nazi adquiría poder en Alemania las revistas dejaron de publicar las fotos de Kertész ya que muchas de ellas buscaban cada vez más reportajes políticos y las fotos de Andre no tenían relación alguna con el tema. Debido a esto y a la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, él y su esposa se mudaron a New York en 1936.

Desde su llegada, Kertész descubrió que la vida en los Estados Unidos era más difícil de lo que había imaginado. Más tarde se referiría a éste periodo de su vida como una "absoluta tragedia”. Ahora no tenía a sus amigos artistas de Francia y las personas en Estados Unidos no eran tan amables cuando los fotografiaban como la gente en París. Su trabajo no era apreciado. Sus dificultades con el idioma también le afectaron mucho.

Nube perdida. 1937. Kertész no solía poner título a sus fotos. Pero, en este caso, lo hizo. Probablemente, el que eligió expresaba su estado de ánimo en su primera época en Estados Unidos.

La revista Vogue le ofreció un trabajo, pero él rechazó la oferta, ya que temía que no pudiera fotografiar en un estudio como se acostumbraba en el mundo de la moda. En cambio, aceptó un trabajo en la revista Life.

Su primera obra para ellos fue una pieza llamada The Tugboat (El Remolcador). A pesar de las instrucciones recibidas, Kertész no se limitó a fotografiar remolcadores, sino todo el muelle y sus actividades. Debido a esto, Life rehusó publicar sus fotos. En 1938 la revista Look publico una serie de fotografías suyas pero los créditos le fueron dados a su antiguo jefe. Nuevamente, Kertész se sintió frustrado con la ciudad y su industria fotográfica. En 1941fueron declarados enemigos extranjeros debido a sus pasaportes húngaros, por lo que se prohibió fotografiar exteriores ni nada relacionado con la seguridad nacional. Abandonó la fotografía durante tres años para no perjudicar a su mujer que había iniciado un negocio de cosméticos.

La desaparición. 1955. _Con la ayuda del plano contrapicado, la mitad superior de esta figura humana “desaparece” de la imagen. La diagonal de la escalera reafirma la sensación de ascenso del misterioso personaje.

En 1944, tanto su mujer como él, obtuvieron la ciudadanía estadounidense. En 1945, lanzó un nuevo libro de fotografías llamado Day of Paris, el cual incluía fotografías que había tomado justo antes de abandonar Europa. El libro fue un éxito de crítica. Kertész aceptó un contrato de larga duración con House & Garden en 1946. Aunque el contrato restringía su trabajo editorial y le obligaba a pasar la mayor parte del tiempo en el estudio, se le pagaban 10.000 dolares y le devolvían todos los negativos después de seis meses.

Aunque los temas que podía fotografiar eran limitados, Kertész fue enviado a varios lugares y casas famosos. Incluso realizó viajes internacionales, visitando Inglaterra, París y Budapest. Entre 1945 y 1962, más de 3.000 de sus fotografías fueron publicadas en House & Garden y se volvió conocido en la industria fotográfica. Sin embargo, realizó pocos trabajos personales durante este periodo.

En 1946, Kertész realizó una exposición individual en el Art Institute of Chicago, compuesta principalmente por fotos de la serie Day of Paris. Frecuentemente se refería a éste como uno de sus mejores momentos en los Estados Unidos. Ésta fue su última muestra hasta 1962, cuando algunas de sus fotografías fueron expuestas en la Long Island University. Durante el periodo que pasó trabajando para House & Garden, Kertész se sintió insultado nuevamente cuando su trabajo no apareció en la famosa exposición de Edwars Steichen “The Family of Man” en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1955. A finales de 1961, rompió su contrato con Condé Nast Publishing debido a un altercado menor. Kertész, liberado de las restricciones que imponía la revista, trató de volver a la escena fotográfica internacional. Esta parte de su vida es conocida como el periodo internacional, ya que ganó fama internacional y realizó exhibiciones en varios países. En 1963 participó en la IV Mostra Biennale Internazionale della Fotografia en Venecia y más tarde en ese año hizo una exposición en la Biblioteca Nacional de Francia en París. En Venecia recibió una medalla de oro por su dedicación a la industria fotográfica.

En 1964 Kertész realizó una exposición individual en el Museo de Arte Moderno. La exposición fue aclamada por la crítica y a raíz de ello Kertész fue considerado en los círculos fotográficos como una figura de relevancia. En 1952, se mudó con su esposa a un apartamento cerca del Washington Square Park. Allí Kertész tomó algunas de sus mejores fotografías desde que había llegado a los Estados Unidos. Las fotos, realizadas con un teleobjetivo, mostraban el parque cubierto de nieve con numerosas siluetas y huellas.

Calle MacDougal. 1965. Durante los 60, Washington Square y la calle MacDougal fueron dos temas recurrentes de Kertész. La altura de los edificios le permitía captar planos casi completamente cenitales de las terrazas aledañas.

Durante los años venideros, además de participar en numerosas exhibiciones por todo el mundo, también recibió varios premios. Durante sus últimos años, Kertész viajó a varios países con motivo de sus exposiciones, especialmente a Japón, y logró restablecer sus relaciones con otros artistas. Además de estos reconocimientos, el Museo Metropolitano de Arte compró 100 de sus fotografías en 1984, la mayor adquisición de fotografías de un artista vivo realizada por un museo.

Kertész murió en su hogar mientras dormía, el 28 de septiembre de 1985.

Kertész consideraba que su trabajo no había sido reconocido debidamente, a pesar de haber pasado la mayor parte de su vida buscando aceptación y fama. Aunque recibió numerosos premios por sus fotografías, nunca sintió que su estilo fuera aceptado de la misma manera por los críticos y la audiencia. En 1927, fue el primer fotógrafo en realizar una exposición individual. Durante el periodo estadounidense fue considerado un artista íntimista, capaz de llevar al espectador al interior de sus obras, incluso si la fotografía tenía por motivo la ciudad de Nueva York. Después de su muerte, su trabajo continuó recibiendo críticas positivas, siendo considerado un fotógrafo consistentemente fino. Su obra es conocida por el uso predominante de la luz; el mismo Kertész dijo "Yo escribo con luz." Kertész no era seguidor de ningún movimiento político y sus fotografías se limitaban a representar la simplicidad de la vida. Con su estilo íntimo y su tono nostálgico, sus fotografías transmiten una sensación de eternidad que no fue reconocida hasta después de su muerte. A diferencia de lo que sucede en otros fotógrafos, sus obras daban una idea de su estilo vida, mostrando en orden cronológico los lugares en los que había estado; por ejemplo, muchas de las fotografías del periodo francés fueron tomadas en cafés donde pasa la mayor parte del tiempo buscando inspiración. Aunque casi nunca recibía críticas negativas, fue la falta de críticas lo que lo llevó a sentir la falta de reconocimiento. Actualmente, Kertész es considerado el padre del periodismo fotográfico. Varios fotógrafos han sido influenciados por los trabajos de Kertész, incluyendo a Henri Cartier-Bresson.



Un flashazo para todos y Feliz Año Nuevo.





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