sábado, 3 de noviembre de 2012

Daido Moriyama. El fotógrafo de las calles de Tokio.

"Si un fotógrafo intenta incorporarse felizmente al mundo usando la perspectiva tradicional con la cámara, terminará cayendo en el agujero de la 'idea' que ha excavado por sí mismo. La fotografía es un medio que solo existe fijando momentáneamente el 'descubrimiento' y la 'cognición' que se encuentran en el imparable mundo exterior". (Daido Moriyama).


Nacido en Ikeda, Osaka, Daido Moriyama estudió fotografía con Takeji Iwamiya. En 1961 se mudó a Tokyo y trabajó como asistente de Eikoh Hosoe durante tres años. Produjo una colección de fotografías, Nippon Gekijo shashinch, que mostró el lado oscuro de la vida urbana y las partes menos vistas de las ciudades.







En Shinjuku, Tokio, asalariados de empresa y funcionarios del gobierno comparten las calles con prostitutas, mafiosos, amas de casa con las compras para la cena. Si visitas esta ciudad un día cualquiera podrás encontrar a Daido paseando de manera casual a través de las callejuelas estrechas con su pequeña cámara de película que siempre lleva en su mano derecha. 



Moriyama aprovecha la energía de mala muerte que es intrínseca a Shinjuku, que por diseño o accidente feliz es el centro de negocios de Tokio, el centro político, y el de juego de la Yakuza, la prostitución, la pornografía y la industria. "No hay otro lugar que tenga tanta inmoralidad. No hay otro lugar con tanto poder en bruto". 





Moriyama generalmente utiliza una cámara compacta de película de 35 mm, tomando fotos en las calles de las principales ciudades de Japón. Su fotografía suele tener alto contraste y con bastante grano. A menudo, el horizonte está torcido y la foto es borrosa. Daido está más interesado en la sugerencia de la forma que en una figura clara y bien delineada. Su lenguaje visual es áspero y directo, a menudo dirige el lente hacia detalles que están fuera de contexto, lo que evoca un ambiente fragmentado y asfixiante.




La fotografía de Daido Moriyama es callejera. Hábil y experimentado captor de ese sin fin de momentos fugaces que ofrece la calle. Durante cuatro décadas ha ido plasmando la vida anónima de las personas, reflejando muchos gestos cotidianos. Los protagonistas de sus fotografías son casi siempre  transeúntes sin nombre que esperan, marchan o se alejan. Gracias a su forma de mirar y de reproducir lo captado, vemos y comprendemos que la soledad es ternura y que los retratos colectivos pueden ser a la vez tristes y dulces.
 



Al haber permanecido relativamente al margen del mercado, Moriyama se ha convertido en una figura de culto muy respetada y admirada en el medio fotográfico internacional.



Sé que es un autor que no le gustará a todo el mundo, pero os lo presento aquí porque siempre hay una manera distinta de ver la realidad a través del objetivo. A mí personalmente me gustan muchas de sus obras.

Por último, os dejo un par de videos donde se puede ver como trabaja y por qué utiliza una cámara compacta en sus salidas.





Un flashazo para todos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario