viernes, 21 de octubre de 2011

El ruso, el judío y el homosexual.

Hace unos días un conocido, que es un gran coleccionista de arte contemporáneo y por lo tanto bastante abrigado por el euro, me comentó que tarde o temprano toda persona interesada en el arte se hace la siguiente pregunta: ¿por qué dos obras con calidades artísticas similares tienen cotizaciones económicas tan dispares?.




La verdad es que es una pregunta que me he hecho muchas veces y seguro que no soy el único. Dicho individuo tiene una teoría un tanto peculiar y que se me antoja con cierto parecido a la manera de acceder a las oposiciones en este país. Él comenta que el arte va por puntos: si eres ruso tienes tres punto, si eres judío tienes tres puntos y si eres homosexual tienes otros tres puntos. Por lo tanto si cumples estos tres requisitos seguramente partes con nueves puntos más de posibilidades de que tu obra se cotice más que la mía, ya que por desgracia no cumplo ninguno de los puntos anteriores.

Pocos días después se produjo un hecho que corroboró esta teoría. Dos amigos, españoles, católicos y heterosexuales, presentaron unas cuantas fotos en una exposición, las cuales desde mi punto de vista tenían un calidad similar. Pues da la casualidad que uno de ellos vendió varias fotos y el otro no vendió ninguna. El que vendió las fotos firmaba con un seudónimo ruso y fue presentado en la exposición como ruso, judío y homosexual (hasta alguno comentó que bien hablaba español el supuesto ruso).

No sé si fue por casualidad o es que el arte se mueve por modas (sospecho que lo segundo se acerca más a la realidad) pero creo que a partir de ahora firmaré mis fotos como George Fresnev, dejare en blanco la casilla de hombre/mujer en mis perfiles de las redes y lo más difícil será convencer a los posibles compradores que ser ateo es muy "cool" y así poder revalorizar mis fotografías.

Un flashazo a todos.

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